
LA UNIÓN EUROPEA
Articulo: Maria Antonella Lattenero
Introducción
La integración económica, como esquema complejo de formulación de políticas y cambio estructural entre diversos países que la componen, es entendida como un proceso deliberado, sistemático y selectivo de eliminación de barreras económicas para la libre circulación de bienes y factores productivos, evolucionando en sus diferentes etapas, para incluir la libre circulación de personas y capitales, provocando grandes reestructuraciones entre los países miembros junto con la tensión que conlleva la coordinación conjunta y pérdida de autonomía para lograr la integración.
La experiencia de la integración de la Unión Europea, es una experiencia de coordinación de políticas, de una gran dinámica institucional, construcción de un mercado interior y numerosos acuerdos que hoy en día incluyen a millones de personas y va en crecimiento por su gran impacto y éxito.
El contexto en que el surge esta integración es clave para entender su proceder. Nacido como forma de acabar con los más cruentos acontecimientos luego de la Segunda Guerra Mundial, comienzan allí los inicios de lo que hoy en día representa la más profunda y numerosa integración, con importantísimas instituciones, políticas y comercio en progreso continuo.
Este proceso de integración estratégica de más de medio siglo, ha sido de ejemplo para las diversas formas de integración por bloques que luego fueron surgiendo en los diversos continentes.
La construcción de la Unión Europea, un poco de historia
El 18 de abril de 1951, Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos (Los seis), firman el Tratado de París por el que se crea la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), para el control de estas materias primas fundamentales para la producción de armamento bélico, buscando evitar los frecuentes y cruentos conflictos entre los países vecinos, luego de culminada la Segunda Guerra Mundial. Los países salen en busca de paz duradera.
Dos años después, se establece el mercado común del carbón y del mineral de hierro, suprimiendo los seis, los derechos de aduana y las restricciones cuantitativas sobre estas materias. Ese mismo año, se presenta el proyecto de tratado para constituir una Comunidad Europea de carácter político que tendría por finalidad salvaguardar los derechos humanos, garantizar la seguridad de los Estados miembros frente a las agresiones externas, coordinar la política exterior de los Estados miembros e instaurar el mercado común de manera progresiva. Además prevé la implantación de un Consejo Europeo ejecutivo, un Parlamento bicameral, un Consejo de Ministros (nacionales), un Tribunal de Justicia y un Comité Económico y Social.
En 1956, comienza la libre circulación, en la Comunidad, de los productos siderúrgicos importados de terceros países. Al año siguiente se crea la Comunidad Económica Europea (CEE) y de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom) firmados por los seis, conocimos también como “los Tratados de Roma” entrando en vigor en 1958.
En 1960 se crea la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Paulatinamente se van eliminando las barreras no arancelarias entre los socios, aumentando así el comercio y la necesidad de armonizar las políticas comerciales y de construcción de un mercado interior. Comienza a surgir la necesidad entre los seis, de conformar una unión política.
En 1962, entra en vigor los reglamentos de la Política Agraria Común (PAC) y el Arancel Externo Común (AEC), dándose una mayor supranacionalidad, donde los estados comienzan a dejar las decisiones individuales como gobierno y empiezan a tomar decisiones en conjunto, liberalizando barreras comerciales para este sector económico.
Los países que componen la Unión Europea
Los 28 Países que conforman actualmente la Unión Europea y sus años de introducción a la misma son: Alemania (1952), Austria (1995), Bélgica (1952), Bulgaria (2007), Chipre (2004), Croacia (2013), Dinamarca (1973), Eslovaquia (2004), Eslovenia (2004), España (1986), Estonia (2004), Finlandia (1995), Francia (1952), Grecia (1981), Hungría (2004), Irlanda (1973), Italia (1952), Letonia (2004), Lituania (2004), Luxemburgo (1952), Malta (2004), Países Bajos (1952), Polonia (2004), Portugal (1986), Reino Unido (1973), República Checa (2004), Rumanía (2007), Suecia (1995). Países Candidatos: Antigua República Yugoslava de Macedonia, Islandia, Montenegro, Serbia, Turquía, Albania, Bosnia y Herzegovina, Kosovo.
Desarrollo
En 1971, se adopta el Plan Werner para mejorar la coordinación de las políticas económicas. La misma se conforma con el fin de que los Estados tienen que tomar medidas para armonizar sus políticas presupuestarias y reducir el margen de fluctuación de sus monedas, evitando devaluaciones que perjudiquen a los socios. Se busca conformar una unión monetaria por etapas: convergiendo en la coordinación de políticas, creando instituciones financieras y fijando un tipo de cambio. Se introduce el Principio de reconocimiento mutuo, para garantizar la libre circulación de mercancías y servicios, es decir que aplica no sólo para mercaderías sino también para la armonización general en todos los ámbitos (salud, seguridad, normas técnicas, etc.).
Prevalecen las normas del Estado miembro de origen, lo que garantiza el respeto del principio de subsidiariedad, evitando la instauración de una normativa detallada a escala comunitaria y garantizando un mayor respeto de las tradiciones nacionales.
Para seguir el objetivo que lleva a la máxima forma de integración, es decir a la conformación de una Unión Económica Monetaria, los países deben mejorar la coordinación de las políticas económicas, cada país miembro debe armonizar sus políticas presupuestarias y reducir el margen de fluctuaciones de sus monedas. De esta forma se busca evitar que los shocks monetarios del dólar perjudiquen las economías.
En 1973, ingresan el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca en la Comunidad Europea y entra en vigor el Acuerdo de Libre Comercio con Austria, Suiza, Portugal y Suecia.
Siguiendo con el objetivo de una coordinación cambiaria para la liberalización de capitales entre los países, de 1972 a 1979 se trabajó en la homogeneización de las normas bancarias y financieras atravesando por diferentes etapas evolutivas de tipos de cambio casi fijos, para la conformación de una moneda común.
Aún dentro de un contexto de turbulencias monetarias e inestabilidad financiera de la década de 1970, se buscaron diversos mecanismos de coordinación cambiaria para poder controlar la volatilidad cambiaria que atravesaban los miembros de la Comunidad.
En los años que van del 1972-73 se busca ajustar los tipos de cambios colocando doble mecanismo de ajuste de máximos y mínimos para las fluctuaciones de las monedas, uno del +/-2.25%, se tomaba como moneda de referencia al dólar y el otro mecanismo era entre dos monedas europeas (el marco y el franco). Esto fue lo que se llamó como Serpiente Monetaria I “dentro del túnel”, ya que las variaciones tenían que reptar por dentro de los límites fijados alrededor del dólar. Estas bandas estrechas de flotación tenían el fin de limitar las fluctuaciones. Fue difícil de sostener, sobre todo cuando en 1973 estalla la primera Crisis del Petróleo, se provoca una la inflación generalizada tornando inestable la moneda americana.
Entre 1973-79, sucedió la Serpiente Monetaria II “fuera del túnel”, donde la moneda de referencia era el marco alemán. Este mecanismo “ataba” las monedas europeas a la que en ese entonces era la más fuerte del grupo y buscaba evitar las fluctuaciones externas a la Comunidad. No hay sanciones por incumplimiento de esta regla cambiaria pero si se acordaban mecanismos de intervención frente a cambios bruscos en el marco de fluctuación indicado.
En 1979 se establece el Sistema Monetario Europeo (SME), que se mantuvo hasta que veinte años después fuera reemplazado por la moneda única. Este mecanismo surge del análisis y experiencias de la Serpiente Monetaria e introduce reglas para prever y sancionar incumplimientos. El indicador de referencia era el Eropean Currency Unit (ECU), que era una moneda de cuenta creada en base a la canasta ponderada de todas las monedas de los miembros en mayor o menos porcentaje según su importancia. Por ejemplo, Francia y Alemania eran los países con mayor peso de sus monedas, indicado por análisis de tres elementos que se adaptaban al ECU: PBI, comercio intracomunitario y cuota en el Fondo Europeo de Compensación (FECOM). Es decir, que el ECU era una ponderación de los respectivos tipos de cambios de la CEE.
La banda de flotación entre las monedas tenía nuevamente ajustes de máximos y mínimos del +/-2.25% alrededor del ECU, además de establecer las fluctuaciones con esta moneda, se realizaban paridades bilaterales con máximos y mínimos de variación. Para contener a las monedas más débiles dentro de las bandas, se buscó aumentarlas a +/- 6% haciendo excepciones. Luego el FECOM fue dotado de recursos para asistir financieramente a aquellos países que atravesaran problemas coyunturales en la balanza de pagos, inestabilidad cambiaria o problemas en el mercado. Es decir, se aplicaba una intervención dirigida de asistencia, principalmente crediticia, ante variaciones en los máximos y mínimos sostenida en el tiempo por alguna de las monedas. Caso no pudiera solucionarse dicha tendencia, la moneda era suspendida temporalmente del SME y del ECU, el país podía perder también del tratamiento comercial preferencial hasta lograr estabilizarse. Luego de ese realineamiento podía volver a formar parte del ECU y reintegrarse al SME.
En 1981 se incorpora Grecia, luego en 1986 España y Portugal, aumentando así los miembros de la comunidad europea y se empieza a hablar de “los doce”. Estos procesos de ampliaciones comienzan a darse siempre y cuando el país ingresante respete el Tratado de Maastricht. Año tras año, se profundizan los principios de libertad y democracia en pos de convergencia macroeconómica.
Para el año 1999, la moneda de referencia pasa a ser el Euro (aunque en un primer momento continuaban vigentes las monedas de los socios) hasta que entra en circulación y reemplaza las monedas en 2002. Con un tipo de cambio fijo pero competitivo e independiente del dólar para no verse perjudicados por las crisis internacionales se persigue evitar devaluaciones competitivas entre los miembros logrando mayor estabilidad monetaria. Se crea para el control de la nueva moneda, el Banco Central Europeo que además debe manejar la política monetaria integral de la eurozona, manteniendo el control de los precios, inflación, tipo de cambio, tasa de interés, endeudamiento, déficit fiscal, índices de consumo, entre otros velando para mantener un sistema financiero estable.
Profundizando en la integración se intenta en 2004 crear una Constitución Europea que por votación en contra de varios de los países miembros fue derogada. En ese mismo año, se incorpora un gran número de miembros, los llamados “PECO” Países de Europa Oriental y Central (Hungría y Polonia en 1994, Rumania, Eslovaquia, Letonia, Estonia, Lituania y Bulgaria en 1995, Eslovenia y la República Checa en 1996), añadiéndose al proceso tres estados que ya habían iniciado el trámite de adhesión con anterioridad (Malta, 1990; Chipre, 1990; y Turquía, 1987). Desintegrándose así de la fuerte presión que ejercía la Unión Soviética sobre estos estados socialistas con grandes diferencias culturales y políticas.
Este último y fuerte proceso de ampliación, trajo aparejado fuertes políticas de cohesión social y económica pues cada ingresante genera una nueva reasignación del presupuesto comunitario, generando fuertes alteraciones en los niveles relativos de pobreza dentro de los miembros. Esto es clave para entender las crisis internas que sufrieron países como España, Grecia, entre otros. Se crea un nuevo régimen de ayudas transitorias y decrecientes para que los países aumenten su productividad y necesiten cada vez menos de estas ayudas económicas. Los principales canales de impacto fueron el comercial, financiero, laboral y presupuestario. El comercial se basaba en las diferencias productivas entre los socios, el financiero por la presión competitiva en captar inversiones extranjeras, la laboral por fuerte desempleo en ciertos países miembros y la presupuestaria por causa de la redistribución entre los socios, programas de apoyo, ayudas económicas, entre otras prestaciones que se otorgaban para integrar a los nuevos socios.
Actividades comerciales
La Unión Europea junto con sus socios comerciales son unos de los primeros exportadores de bienes y servicios además de generar una fuerte fuente de inversión extranjera directa de todo el mundo.
Luego de la crisis del 2008, ha comenzado a producir cada vez más bienes con gran valor agregado. Además por su gran apertura interna, juega un rol central en la constitución de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Con el gran giro provocado por la globalización, la tecnología y las comunicaciones, las cadenas de valor globales y el comercio exterior han crecido notablemente en los últimos veinte años.
El libre comercio entre sus países miembros es uno de los principios en los que se basa, comprometida además con la liberalización del comercio mundial para hacer del comercio un sistema global, llegando a ser en 2013 el mayor exportador mundial seguido por China y luego por Estados Unidos.
El comercio mundial se basa en las normas establecidas por la Organización Mundial del Comercio. Sus normas contribuyen a garantizar que los acuerdos y obligaciones comerciales entre los países sean abiertos y justos.
Es el mayor mercado único del mundo lo cual simplifica y resulta muy beneficioso para los consumidores e inversores tanto europeos como internacionales por la libre circulación de bienes, capitales y personas en el marco de acuerdos comerciales y políticos entre los miembros facilitando el comercio intrazona y con el resto del mundo.
La UE negocia acuerdos a través de su red mundial de relaciones comerciales, tiene un gran número de socios, sobre todo a través de los acuerdos de libre comercio. Estas asociaciones fomentan el crecimiento y el empleo para los europeos abriendo nuevos mercados con el resto del mundo.
Con los países más pobres del mundo, la política de la UE se basa en combinar comercio y desarrollo. Reducir los derechos de exportación, apoyar a las pequeñas empresas exportadoras y asesorar para mejorar la gobernanza son solo algunas de las formas en las que comercio y desarrollo pueden juntos contribuir a que los intercambios se traduzcan en crecimiento para los más necesitados.
Conclusión
Durante varias décadas, la UE ha sido un ejemplo de profunda integración económica, que se ha traducido en un incremento de los flujos de mercancías, servicios, mano de obra y financiación en toda la UE. Esa integración ha favorecido la convergencia de los niveles de vida y renta entre países, por lo que se ha calificado a la UE de «máquina de convergencia única en el mundo».
Este proceso de convergencia ha perdido ímpetu e incluso ha retrocedido en algunas partes de Europa como consecuencia de la acumulación de desequilibrios y la presión de la crisis.
Se han expuesto los principales temas que conciernen a este modelo de integración entre los cuales podemos mencionar las políticas, instrumentos y mecanismos de coordinación y el comercio de la experiencia europea.
La construcción institucional: supranacionalidad y competencias nacionales son considerados entonces en este proceso de integración como fundamentales para el éxito de la integración entre los países.
Los problemas de coordinación de políticas que han surgido hacia el interior del esquema de integración, fueron sorteándose y algunos perduran pero con el fin de llegar al máximo proceso de coordinación de políticas de acceso al mercado (comerciales y aduaneras).
La construcción del “Mercado Interior” y el rol de las Barreras No Arancelarias (BNA), fueron y son grandes desafíos que los miembros enfrentan para ser una verdadera zona de libre comercio. La política agrícola común (PAC), se ve como una gran victoria de la Unión Europea, si bien fueron experimentando grandes problemas, cada uno fue un aprendizaje para la coordinación de políticas comerciales justas para cada país.
Los instrumentos y coordinación de políticas estructurales y microeconómicas (productivas, tecnológicas, de inversión externa y ambiental) siguen avanzando y atraen cada vez a más miembros junto con los instrumentos y coordinación de políticas de competencia (regulaciones del mercado y compras y ventas del sector público), instrumentos y coordinación de políticas macroeconómicas (cambiarias, fiscales y monetarias) incluyendo la evolución del Sistema Monetario Europeo y de la Unión Monetaria.
Este caso de estudio que es la experiencia europea, es un ejemplo y un modelo a seguir por las subsecuentes integraciones que se han generado mirando este modelo exitoso aunque con sus problemas de profundización, la ampliación, entre otros.
Desde esta perspectiva de fuerte impulso a la industrialización, salida de la crisis de posguerra, problemáticas sociales, económicas, políticas e ideológicas entre los países; puede extraerse de todos los ciudadanos una fuerte mentalidad de cambio, donde los nacionalismos se mantienen pero se respetan y tienden a integrarse cada vez más; incorporando a diferentes países dando un giro inesperado a lo que se estaba viviendo por aquellos tiempos.
Si bien los escenarios de crisis cíclicas perduran, la búsqueda por el bienestar y la solidez industrial, económica y financiera priman en detrimento de la competencia desleal, la destrucción del país vecino y las ideologías convirtiéndose así en un modelo exitoso no solo en el aspecto económico sino también en el cambio social.
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